viernes, 24 de junio de 2016

Manos De Araña: Epilogo

"En noticias de las 9:00am del día lunes: La policía encuentra cuerpos de diez estudiantes de la escuela de la cuidad en El Bosque Del Antiguo Pueblo. Se sabe poco del caso pero la principal sospechosa es la guardabosques, que, por su discapacidad se duda si ella habrá sido capaz del asesinato de los jóvenes. Las causas principales son envenenamiento y mutilación de lo cuerpos..."
-¡Apaguen la televisión por favor!
-Pero, señor, no podemos hacer eso. Aquí hay muchas personas a las que les interesa. Perderíamos clientes si cambiamos de canal, además hoy no hay partido de futbol o algo por el estilo para distraer a la clientela así que le pido de favor que se aguante, ¿Por qué llora?
-¡Mi hija murió en ese lugar!
-Lo lamento mucho señor ahora mismo le cambiamos... ¡Mesero, cámbiele de canal! ¡Aquí hay un padre de familia afectado!
-Muchas gracias.
-Es un placer complacer al cliente, ¿desea por casualidad otra cerveza?
-Sabe... A mi hija no le gustaba que tomara...
-Entonces eso lo tomaré a un no.
-No, sí, tráigame unas bien frías, quiero desahogarme de todo esto. Mi esposa murió y ahora ella. Creo que la pasaré toda la vida solo.
-¿Y no tiene sed de venganza por la asesina o algo por el estilo?
-Esa estúpida lo pagará en la cárcel. No hay nada más que decir.
-Usted es un señor muy maduro, le agradezco que no sea una persona violenta que, se ve que de esas sobran en la ciudad, ¿no lo cree?
-Ni que lo diga, ni que lo diga...
"En noticias de las 5:00pm del día lunes: Uno de los padres de los jóvenes asesinados fue encontrado muerto en su casa. Los forenses investigan pero se dice que la causa de muerte fue un suicidio debido al trauma de perder a su hija ya que se encontraron envases de antidepresivos y otras pastillas tiradas a un costado del cuerpo del hombre de aproximadamente..."

Manos De Araña: Gracias Por Tu Sacrificio

Este es el final. Hemos estado ocultados detrás de unas piedras. Mientras corríamos para buscar un buen logar para ocultarnos mataron a casi todos lo que quedaban. Recuerdo que apenas hace unos minutos estaba contando en cuenta regresiva hasta que solamente quedamos mi novio, una de mis mejores amigas y yo. Fue muy duro ver como nos asesinaban uno a uno. Uno de nosotros fue mordido por unas arañas muy pequeñas, pero su mordida fue suficiente para que en unos segundos se estuviera convulsionando en el suelo. Me sentí muy mal al ver que no solo no pude hacer nada sino que tuve que dejarlo morir solo, sin compañía, en sus últimos segundos de vida alcanzó a vernos alejándonos de él pero esa no era nuestra intención. Los demás sufrieron de una forma similar o peor...
No quiero recordar nada de lo ocurrido. Ni siquiera sé si lo pueda expresar con mis pensamientos. Estoy bastante confundida. Los latidos acelerados de mi corazón no me dejan siquiera pensar una maldita forma de irnos de aquí. Parece que terminaremos igual que ellos tarde o temprano.
-Cariño, ¿no tienes hambre?
-No... ¿Por qué lo preguntas?
-Porque parece que nos quedaremos aquí un buen rato, tal vez unos días o unas semanas, no sé, apenas tengo unos cuantos dulces en las bolsas de los pantalones y no sé si podamos comer eso por estos días...
-¿¡Pero eres un idiota o qué!? ¿¡Estamos a punto de morir y tú prefieres pensar en las provisiones!? - Espero que mi amiga no haya gritado demasiado fuerte. Por un momento se le olvidó que nos pueden estar escuchando.
-Perdón... Son los nervios, ya sabes... Mierda, mierda, mierda...
-Amiga... - No puede ser verdad, tiene una araña en el cuello.
-¿Qué?
-Tienes una... En el cuello. Por favor, no te muevas y no hagas movimientos bruscos.
-¡Ah! ¡Quítamela! - Demasiado tarde. Le ha picado. No tardó mucho en convulsionarse en el suelo, de revolcarse en la tierra antes de morir. Ahora sólo me queda mi novio.
-¡Joder! ¡Ahora no sabemos donde está esa maldita araña porque tu estúpida amiga decidió moverse como loca!
-Oye, cálmate. Sabes que no me gusta que ofendas a mis amigas y lo sabes desde que éramos amigos.
-¿Ahora se te ocurre ponerte a defender a tus amiguitas? ¡Por favor! ¡Estamos a punto de morir!
-¡Pues bien! si no se te hubiera ocurrido la genial idea de venir acá...
-¡Yo no quería venir ¿entiendes? Yo solamente quería estar a tu lado porque yo...!
-¿¡Por que tú qué!?
-¡Por que haría lo que fuese para estar contigo! ¡No me importa que este sea mi último día sobre esté maldito mundo! ¡Estoy muy feliz de pasar estos últimos momentos contigo pero parece que tú no lo puedes apreciar!
No supe ni como pasó pero ahora estamos besándonos. Nada importa, excepto estar con él. Tiene razón. Si estos son mis últimas horas o minutos con él, prefiero estar a su lado en vez de estar discutiendo.
-Bueno cariño, ahora, hay que salir de esta mierda de lugar... - Sale por la misma grieta por la entramos. Parece que no hay nadie cerca. Camina unas cuantos metros. - ¡Sal! - Me dice. Mis pies parecen no responder pero finalmente logro salir. Ya no parece haber arañas cerca de nosotros. Todo parece tan tranquilo...
-¡No! - Una de esas patas gigantes atravesó a mi novio por la mitad. Ahora lo veo perfectamente. No es una araña gigante lo que lo acaba de matar. Es... Él...
Ya no hay nada que hacer. No me volveré a meter a la especie de refugio en donde estábamos. Ya no hay ningún lugar a donde pueda ir y, siento mucho que, no pude cumplir mis sueños, mis metas... Mis ganas de vivir simplemente estaban basadas en mi novio ahora muerto y en mi padre, que, después de todo se quedó sin nada, sin su esposa y sin su hija. Ya no hay nada que pueda hacer.
Doy unos pasos para salir, miro a la criatura a los ojos y extiendo los brazos. El miedo en mi ser ha desaparecido, ya no le tengo miedo a la muerte porque sé, mis amigos me estarán esperando en donde sea que estén. Estoy lista para despedirme de este miserable mundo. Lo único que me duele es dejar a mi padre solo, pero bueno, ¿Qué se le va a hacer si ya no hay escapatoria?
-No te tengo miedo, termina con mi vida si es lo único que te importa pero, te advierto una cosa: No eres más que una persona que no encontró nunca la felicidad en ayudar a los demás. Por eso crees que tu sacrificio fue en vano, pero no fue así, gracias a ti nuestra cuidad se despidió para siempre de la plaga de arañas, gracias a ti hay vida en esa ciudad y te diré algo que esperabas escuchar desde hace mucho tiempo: Gracias por tu sacrificio.


Manos De Araña: No Quiero Verlos Morir A Todos

El aroma de este lugar no es para nada agradable. No hay nada que ver mas que hongos y árboles secos. No entiendo por qué mi novio y mis amigos están tan ocupados en mirar el paisaje, es ilógico.
Árboles, árboles, árboles, árboles... Es todo lo que se ve en el paisaje. Aunque se ve muy bonito la verdad, me aburre mirar todo el rato lo mismo. Suerte que tengo mi MP3 para escuchar música. Un par de canciones pasadas de moda quedarían muy bien en este momento.
Por fin encontramos algo interesante: Una pequeña cueva. ¡No puede ser! ¡Lo único interesante de todo el lugar para que resultara ser un túnel! ¡Apenas nos metimos y enseguida salimos por el otro lado! Está empezando a oscurecer...
-¡Ayuda! ¡ayuda! - ¿Quién está gritando?
-¡Ayudenlo por favor! - Parece que ella si vio lo que le acaba de pasar. Yo ni cuenta me di. Estaba ocupada con el túnel...
-¿Qué paso? - Mi voz parece muy temblorosa. Tengo miedo.
-¡Le acaba de picar una araña!
-No, eso no puede ser posible. - Interrumpe mi novio. - En esta cuidad no hay arañas.
-¡Pues entonces le picó un bicho raro y ahora él se está muriendo! ¡Ayuda! - Su grito espantó a algunos pájaros. Es verdad. Se está muriendo. Su cuerpo... Es pálido. Sus manos se sienten frías pero su frente está hirviendo y tiene una picadura en la espalda. Dos orificios, como si hubiese sido hecha por una araña. ¡No quiero ver morir a nadie ahora!
-¡No puede ser! ¡No puede ser!
-¿Qué te pasa cariño? Tanquilízate. - No estoy en posición para calmar a nadie. Todos estamos igual de asustados.
-¿¡Quieres que me tranquilice!? ¡Le acaba de picar una araña! ¡Lo peor de todo es que la única forma de que halla arañas en este lugar es por él!
-¿Por... Quién?
-¡El Manos de araña!
El cuerpo del chico ya no tiene vida. Intento calmarme pero no puedo. No puedo hablar, siento un nudo en la garganta, no puede ser posible que, en un día, se supone feliz haya pasado esto. ¿Qué demonios...?
-¡ah! ¡Qué asco! ¡Le están saliendo arañas por la boca!
-Lo sé. Hay que irnos antes de que nos pase algo a nosotros también.
-Pero no podemos dejarlo aquí. No podemos. - Su llanto no la deja hablar. La entiendo.
-Está muerto, no hay nada que podamos hacer.
-¡Corran todos al puente!
Todos estamos corriendo lo más rápido que podemos. Acabamos de perder a un amigo y todos estamos sumamente asustados. Mierda. El puente está plagado de arañas.
-¿Y ahora qué vamos a hacer? - Es el más gordo de todos. Acaba de llegar al final y tengo miedo de que sea el siguiente en morir...
 -No sé, la única forma que hay es cruzando el río...
-No podemos cruzar el río. También está plagado de arañas. - Dice una de nosotras. Yo tengo la mente seca. No se me ocurren ideas para librarnos de esto.
-¡Todos atrás! ¡Vienen hacia nosotros!
-Debe de haber una forma de... ¡Lo tengo! - ¿Por qué saca esa cajita de su bolsillo? - Alguien, rápido, páseme una varita que no esté mojada.
Ahora lo entiendo. La cajita es una caja de cerillas. Con el fuego vamos a poder espantar a la arañas y cruzar el puente. Bien, ahora lo tenemos. Sólo queda que alguien pase primero.
-¿Quién pasa primero? - Como siempre, mi mejor amiga me ha leído la mente.
-Si quieren yo voy... - Se acaba de ofrecer el mismo chico que prendió la pequeña antorcha. Camina lentamente hasta el puente, con la antorcha inclinada hacia el suelo. Parece que las arañas se alejan a su paso. Por fin ha llegado a la mitad del puente, donde está roto por el centro...
-¡Cuidado! - Es lo último que le alcanzo a gritar. El puente se ha caído y la antorcha quedó clavada en su cuello. Es horrible... Las arañas están... No puedo, simplemente no puedo mirar más.
-Cariño...
-¿Qué pasó? - Nunca lo había visto llorar de esa manera, mucho menos me había abrazado de esa manera antes. Siento sus lágrimas caer en mi hombro. Parece muy asustado.
-Vamos a morir... ¡Vamos a morir!
Escucho algo más allá de su llanto. Escucho algo, estoy segura. Nadie parece estar haciendo ese sonido, lo digo porque los que no están muertos del miedo están llorando y el sonido no parece ser un gemido de algo o algo por el estilo. Es un sonido como si... alguien estuviera rasgando algo. Voy a buscar por mi cuenta, creo que nadie además de yo lo está escuchando ¿O sí?
Vaya... Ahora lo recuerdo. No puedo moverme demasiado. Detrás de nosotros hay arañas sueltas, por la altura de la cueva y justo delante tenemos el río de arañas. Ahora sí que no se me ocurre nada para salir de esta, el sonido parece provenir de... ¿Abajo?
-¡Por el amor de...!
-¡Ayuda! - Una pata de araña enorme ha salido del río. Tiene a una de mis amigas agarrada por la pierna.
Intentamos jalarla con todas nuestras fuerzas para evitar que se la lleve pero es inútil. Ahora le clava otra pata en la mitad de su cuerpo. La ha partido en dos. Lo último que escuché de ella fue un alarido. En sus últimos momentos sus ojos se clavaron en mí... Fui la última persona a que miro antes de morir.
Parece que no hay lugar a donde podemos escapar. Si nos alejamos del río nos acercamos a la cueva, aunque está algo lejos y si nos alejamos lo más posible de la cueva nos encontramos con esas patas de araña gigantes. No podemos hacer nada mas que esperar un milagro.
Esto ya no puede ser peor. Las patas o sea lo que sea que mató a mi amiga está saliendo del fondo del río. Todos los que quedamos estamos quietos. Nadie se quiere mover ni un centímetro. Lo único que mueven es su torso por la respiración tan agitada que tienen, solamente se escuchan tres cosas: Nuestra respiración, el río y las patas que están arañando el suelo.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Estamos perdidos! Vienen arañas gigantes de la cueva. No puedo creer el tamaño. No son muy grandes como un perro pero con del tamaño de unas crías... O de un perro de raza pequeña. Aun así, tres de esas cosas serían suficientes para devorarnos. Lamentablemente acabamos de ver lo rápidas que son para comer desde la primer victima, no me gustaría ser la última en morir. No quiero verlos morir a todos. 

Manos De Araña: Al Otro Lado Del Puente

-¡Miren! ¡Encontré un buen lugar para quedarnos! - Por fin, ya me estaba cansando de caminar como loca buscando un lugar bueno para quedarnos. - ¡Hay un río! - ¿Un río? No lo alcanzo a ver, supongo que es porque él está a cabeza del grupo y yo estoy casi al final.
Ya lo alcanzo a ver. No se ve muy grande como para que sea peligroso pero aun así no quiero confirmarlo. Unos cuantos se están metiendo al agua y otros están empezando a poner las tiendas, yo sólo me estoy ofreciendo a ayudar pero veo que entre dos personas pueden hacerlo sin mi ayuda.
Por fin acabaron de ordenar todo, aunque me siento como una inútil por no haber ayudado. Todos están hablando sobre comer pero yo no tengo hambre, comí demasiado con mi papá. La mayoría sólo está comiendo un sándwich o una torta, otros se están empezando a comer lo que se supone, es para la noche. No me importa. Yo voy a seguir mirando el paisaje.
Los árboles de esta zona están secos al igual que el pasto y cualquier tipo de planta, incluso las que están pegadas al río no se ven muy verdes, si acaso se alcanzan a ver vivas. El agua del río se ve muy limpia, nada sucia a comparación de las aguas de los drenajes que una vez logré ver. Recuerdo que en ese tiempo tenía unos... Ocho o siete años. Estaba caminando con mis papás y en eso casi caigo en una alcantarilla que estaba abierta, entonces miré al fondo y vi que toda el agua estaba completamente negra y olía a puro desperdicio. Entonces salió un hombre del agua, me asusté al principio pero después de verlo bien me tranquilicé, era sólo un trabajador quien estaba reparando las cañerías.
-¡Corran! ¡Corran! - Escucho una voz detrás de mí. ¿A qué se referirá?
-¡Corran! - Ahora lo entiendo. Están jugando a las atrapadas. Bueno, ya qué. Vine aquí para divertirme.
-¡Vente por acá!  - Me guita una de mis amigas.
-¡Voy! - Me está dirigiendo sin dirección alguna. Parece que sólo estamos corriendo en círculos entre los árboles, intentando evadir a los demás. Estamos seguras aquí juntas.
 Ya llevamos más de media hora corriendo sin sentido. Se escuchan los gritos de los demás a lo lejos en la dirección en la que llegamos. Me estoy empezado a marear. Mi cabeza empieza a doler y me estoy sintiendo observada.
-¡Ah! - El grito de mi amiga me preocupa aún más de lo que me estaba poniendo. Ahora siento el miedo en todo mi cuerpo. Siento un nudo en la garganta.
-¿Qué te pasó? - Siento como mi voz no puede salir.
-Nada, es sólo que por accidente me encajé una ramita pero estoy bien no te preocupes. - ¿Por qué me mirará de esa manera? - Tú eres la que se ve mal.
-Sí, lo sé, es sólo que me estoy cansando de tanto correr ya sabes... - Escucho una voz a mi espalda. Está diciendo mi nombre. Mi amiga salió corriendo pero yo no puedo hacer lo mismo. Mis piernas están paralizadas.
-¡Las traes! - Me dice la voz mientras me toca el hombro.
-¡Hijo de...! - Lo peor es que es mi novio. No me dio tiempo para darme cuenta de que era él cuando empezó a correr. Lo bueno es que no son muchos metros que nos separan.
Corro hacia él y me dirige hasta las tiendas. Logro alcanzarlo y tocarlo. Él no se vuelve a dirigir a mí sino que se va a buscar a alguien más. No veo a mi amiga por ningún lado.
Hasta ahora no me la han pasado. Me estoy empezando a cansar de correr en círculos. Mejor me siento que al cabo nadie está interesado en pegármelas a mí. ¡Por favor! Justo cuando me estoy acomodando dejan de jugar. Todos van en dirección a la tienda incluyéndome, bueno, todos excepto mi amiga... ¿A donde se fue después de que nos separáramos?
-¡Oigan todos! - Ya me empezaba a preocupar no escuchar su voz. Ya quería saber de ella. No parece estar mal del todo pero sí que tardo en aparecer. Se ve que está lejos por su pequeña silueta.
Todos comenzamos a caminar hacía donde está ella, a las orillas del río. No está en la zona donde algunos comenzaron a nadar, está mucho más lejos, por suerte se alcanza a ver cómo levanta los brazos, no creo que la perdamos de vista. Cada vez la distancia se acorta y no vemos ninguna razón de su escándalo. Llegamos. Desde aquí las tiendas se ven muy pequeñas, espero que nadie se las lleve al verlas solas. Para eso no deberíamos tardarnos mucho a menos que sea algo muy interesante.
Es un puente de madera, bastante viejo. La parte baja del puente está repleta de moho y no parece que aguante mucho peso. Tiene un hueco en el centro y otro casi al final. Del otro lado del puente el paisaje cambia demasiado. No hay muchos árboles y los que hay, parecen huecos a simple vista y están repletos de hongos y de... No recuerdo cuál es el nombre de esa cosa... ¡Micelio! Eso es. No parece muy segura aquella parte del bosque.
-¡Hay que pasar al otro lado! - Grita mi amiga.
-No parece ser muy seguro... - ¿Lo dije o lo pensé? Demonios. No quería abrir la boca.
-¿Por qué no? ¿Miedito? - ¿Miedo? ¿Enserio? Yo no tengo miedo a pasar, es sólo que... ¡No tengo miedo! Eso sí que me hizo enojar.
-No es miedo pero me preocupa que se caiga el puente o algo por el estilo... - Espero no hacer sonado muy molesta.
-Entonces tienes miedo a que se caiga el puente. ¡Gallina! - ¿Acaso me está desafiando?
-¿¡A quién le dices gallina!? - No, por favor cariño, él es mucho más fuerte que tú y lo sabes, no vayas a cometer una tontería.
-Perdón, perdón. No quiero pelear contigo.
-Yo tampoco, pero no vuelvas a decirle nada a mi novia porque sino...
-Sí, lo entiendo, fui muy grosero con ella, perdón. - Vaya... Nunca imaginé que los hombres solucionaran tan rápido sus problemas.
-Está bien, hay que ver qué hay al otro lado. - No perdemos nada con ir un rato. De todas maneras si se cae el puente podemos nadar hasta la otra orilla. La corriente de agua no está muy fuerte como para no poder contra ella.
-¡Sí! - Grita una de mis amigas. Todos comenzamos a caminar hacia el puente.
-Primero que pasen los chicos, no es por que no sean caballerosos, es para que se aseguren que el puente es seguro para nosotras. - Buena idea, pero no creo que ellos quieran pasar primero.
-¡Yo primero! - Ahora que lo pienso bien, no sé nada sobre chicos, ellos siempre andan haciendo retos para ver quien es el mejor entre su grupo de amigos. No sé por qué hacen eso.
Ahora sí que estoy cargada de miedo. No quiero que se rompa el puente con él encima. Ya está a la mitad y lo único que se escucha es el agua del río, nuestra espiración y el crujir de las tablas del puente. Evadió como pudo el gran hueco del centro y saltó la última parte del puente sin problema alguno. Todo ha salido bien.
Creo que es hora de ir al otro lado  del puente.


Manos De Araña: El Bosque Del Antiguo Pueblo

Hoy es el día en que salimos de campamento. Estoy algo nerviosa, bueno, lo suficiente como para no ponerle atención a las clases. Ayer en la tarde-noche preparé todo para sólo hoy ir por mis cosas y salir. Mi novio llevará las tiendas para dormir, a lo mejor y la final duermo con él, no haríamos nada malo, yo sólo quiero su compañía.
Ya no me he sentido observada desde hoy en la mañana, espero hoy no pase así, no creo que me gustaría sentirme así este día. La pocas cosas que voy a llevar están completas, mis amigos y yo también estamos listos, algunos están más emocionados que otros o por lo menos se les nota más. No sé si a mí se me note mucho, pero no importa si sí o si no, no quiero saberlo.
No he dejado de pensar en la "araña" que encontré ayer en la pared de mi recamara, juraría que era una araña y no una pelusa. Al final de cuentas mi novio tiene la razón y yo no le quiero creer: No hay arañas en esta cuidad. Todo este tema del Manos De Araña me está volviendo loca, primero, la pesadilla que tuve, segundo, las miradas que sentía y por último la silueta de una araña que vi ayer.
Creo que en parte tiene que ver que no he podido dormir bien estos días, además de que me siento cansada todo el tiempo y sumándole la historia que me contaron, creo que me estoy volviendo loca...
-¡Hola, amiga! - ¡Dios, sí que me sacó un susto!
-¿Qué te pasa? - A ella no le puedo ocultar mi coraje, es mi mejor amiga y siempre nos entendemos, desde que nos conocimos hace... Un año, creo.
-¿Estás lista para ir al campamento? - La noto muy feliz.
-Sí.
-¿Y por qué tan lo dices tan desganada? - ¿Lo dije desganada?
-Porque estoy cansada. Ayer casi no pude dormir. Pero la verdad es que tengo muchísimas ganas de ir con todos de campamento.
-¡Genial! Tu novio... - No era necesario ese golpe en el hombro. Apenas llevo dos días con él y ella ya nos trata como si lo hubiéramos sido toda la vida. - Tu novio va a llevar los malvaviscos. Yo las y las demás la botana y los demás los refrescos, ¿tú ya tienes lo tuyo?
-Recuerda que le di dinero a mi novio para los malvaviscos.
-¿Tú qué? - Me está empezando a hartar con eso.
-Mi novio. - Odio que me lo haga decir.
-¡Ah! ¡Qué lindo se escucha cuando tú lo dices! Ok ya pues.
-¿No te has sentido rara estos días? - Ya sé que no. Pero quiero preguntarle por si acaso. No pierdo nada por preguntarse si está pasando lo mismo que yo de sentirse observada o de ser perseguida por algo. Incluso quiero saber si ha soñado con esa cosa...
-No. ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada...
-Espera, en realidad sí, estos días me he sentido incómoda, no sé, como si alguien me estuviera...
-Observando.
-Sí, ¿tú también lo has sentido? Pensé que era la única.
-No. No eres la única, ¿Qué más has sentido o qué más te ha pasado estos días? - De una vez me quiero asegurar de que sea lo mismo.
-Pues nada más.
-¿No te has sentido mareada o con falta de sueño?
-No, ¿tú sí?
-Algo. - Entonces lo de sentirme así es porque me corto y porque no estoy comiendo bien. Bueno, por lo menos ya no me siento como una loca de remate.
-Eso es raro. Oye, me tengo que ir a terminar el trabajo este de español. Nos vemos en el bosque.
-Ok. Cuídate.
Otra vez esa sensación de ser perseguida. ¡Sólo faltaba eso! ¡Tan bien que iba el día hasta que volvió a pasar! No importa, ahora no lo voy a evadir, simplemente no me importa. En un rato se me va a olvidar o me voy a acostumbrar a sentirme así. Ya me harté de que sólo por eso mis días se arruinen, pero hoy no, hoy no va a ser un mal día, simplemente no puede ser un mal día.
Los minutos parecen horas. Mi papá me dijo que comiera bien antes de irme pero cada bocado parece eterno. Apenas llevo medio plato y siento como si ya me hubiera comido un zoológico entero. Este nerviosismo que siento no debe de ser normal. Ya voy a terminar. Mi papá está metiendo algunas cosas a mi mochila pero lo único que alcancé a ver fue que metió una botella con agua y una manzana. Parece estar muy apurado pero a la vez se ve preocupado por mi, es un bonito detalle. Por fin. Después de todo este tiempo terminé de comer, ahora solo me alisto rápido para irme.
Una lavada de dientes y un cambio de ropa va a ser lo suficiente para esta tarde. ¡Ay! Me acabo de abrir una herida de mi brazo izquierdo con la sudadera, no importa, en un par de minutos dejará de sangrar. Listo. Ahora sólo me toca despedirme e irme a reunir con mis amigos para ir al bosque. Mi papá me está esperando en la puerta con la mochila en la mano.
-Que te vaya bien hija, cuídate. - Creo que los abrazos se van a volver muy frecuentes. No me gusta que me besen en la frente, ya, basta, sé que me quieres como yo también te quiero pero no es necesario tanto cariño.
-Voy a estar bien papá, voy a estar bien...
Ahora sólo tengo que caminar hasta el centro donde nos reuniremos para tomar el camión que nos lleve más lejos de la cuidad. Regresaremos en la mañana siguiente así que no me preocupo por el camión que pase de regreso porque mañana tendremos toda la mañana para regresar a casa.
Ya están todos esperándome. Uno que otro va llegando apenas. En total somos diez, nadie ha faltado por fortuna.
-¡Hola amiga! - Es mi mejor amiga, las demás también me saludan pero no con tanta felicidad como siempre saluda ella. Los chicos también me dan la bienvenida y mi novio se ofrece a ayudarme a cargar mi mochila.
-No amor, así está bien. - Está bien que me quiera ayudar pero yo no me quiero aprovechar de él sólo por ser mi novio.
-¿Enserio no quieres que te ayude?
-No, gracias.
-Ok... - No, por favor, no mires la mancha de sangre en mi ropa por favor. Genial, la ha visto.
-¿Te volviste a cortar? - Me susurra.
-No, te lo juro, no es lo que tú crees, mira, deja explicarte... - No parece que me vaya a interrumpir. - Es que lo que pasó fue que cuando me puse esto. - Señalo mi ropa. - Me raspé el brazo y se me abrió una cortada de las que ya tenía en el brazo.
-Ya veo... ¿Nos vamos sentados en el camión?
-Pues si quieres sí. - Es verdad, ya ni me había dado cuenta de que todo este tiempo estuvimos caminando hacia la parada del autobús.
Qué suerte, viene por la esquina, y creo que viene solo. Le atiné, casi no hay personas en el camión. Hay suficientes lugares para que todos nos sentemos, lo mejor es que aún así quedan asientos libres. Mi novio se acaba de sentar a mi lado, yo por la parte de la ventana y él de la parte del pasillo. El viaje va a durar mínimo unos veinticinco minutos así que aprovecharé para abrazarlo. Al principio no supo que hacer pero ahora vamos abrazados, hablando a susurros para que los demás no se metan en nuestra conversación (que no es muy importante).
El paisaje se ve muy solitario, con mucha basura por doquier. La mayoría de los árboles son altos y tienen pocas hojas, otros, están secos. Entre más nos acercamos al bosque, menos pavimento hay en las calles pero hay más tierra que nada. Hay una que otra casa, al igual que los árboles, unas parecen que viven pocas personas y otras parecen abandonadas. No faltan los perros callejeros que parecen los dueños de la calle, tampoco los vagabundos en algunas esquinas. Bien, por fin hemos llegado. Soy la primera en separarme de mi novio, espero que no se lo tome a mal.
Bajamos todos como todo buen grupo. Para entrar al bosque, que, es el más alejado de toda la cuidad, hay que pagar en una cabaña. Uno de los chicos va a pagar por todos. No esperaba que la persona que nos iba a cobrar fuera una muchacha en silla de ruedas, pensé que iba a ser un señor con pinta de leñador pero no fue así. La muchacha le ha entregado unas reglas a nuestro amigo pero él en vez de estar leyéndolas prefirió guardarlas en su mochila.
Atravesamos la cabaña para poder entrar. El aroma a tierra mojada y a madera es muy agradable pero no tanto como lo imaginé en el camión. Qué interesante... No sabía que este bosque se llamaba: El Bosque Del Antiguo Pueblo.

Manos De Araña: ¿Hay Una Araña En La Pared?

Mi papá otra vez está llorando en la sala, ya no sé si pasarlo por alto o ponerle atención. Ya han sido muchas las noches que se la ha pasado así. Parece que en vez de olvidad a mamá poco a poco, la está extrañando cada vez mas. Me preocupo mucho por él. Pero hay una cosa que me debería preocupar más: Mi propia salud.
He estado, desde hace días, desganada y con mucho sueño. Nunca le puse atención a eso hasta hoy. Hoy en la mañana me sentía bien pero apenas llegué a casa y me recosté unos segundos en mi cama y quedé completamente dormida. Otra cosa que también me preocupa es que ya no siento nada cuando me corto. Eso no me gusta porque ahora necesito hacerme las heridas más profundas para apenas sentir dolor, ese dolor, ese dolor tan aliviador, ese dolor que me hace no pensar más en mis problemas... Ahora que lo pienso, creo que tiene algo que ver la sangre que pierdo al cortarme con mi falta de energía, o por lo menos, siento que tiene sentido...
Cuando desperté de mi sueño, lo primero que hice fue dibujar en una libreta lo que había soñado. Es rara la vez que siquiera sueño algo y, cuando lo hago, generalmente es una pesadilla. Esta tarde soñé con una silueta que me perseguía. No le pude ver del todo bien pero hubo algo que llamó mucho la atención: Sus brazos eran muy largos pero no les vi que tuvieran muñecas, ni dedos, ni nada, en vez de algo así, sus brazos terminaban en punta, tenía los pies a medias, como si estuvieran incompletos, algo así como si estuvieran arrancados, tenía también una melena lacia, mediamente larga en la cabeza. Lo peor del sueño fue además del aroma, (un aroma a aguas negras) que me perseguía a lo largo de un camino oscuro que parecía moverse, era como si el suelo tuviera vida propia o algo así. En fin. La silueta me agarró de sorpresa y me encajó uno se sus brazos en el corazón. En ese momento desperté. No sé ni por qué lo dibujé en mi libreta de apuntes. No es muy importante como para tenerlo, sólo fue un sueño.
 ¡No puede ser! Olvidé que pasado mañana me voy de campamento con mis amigos y no tengo preparadas las cosas que me voy a llevar, pero, ¿Qué me puedo llevar? Ni siquiera tengo un celular, ni una computadora, ni nada de tecnología mas que un pequeño MP3 donde escucho música que ya está pasando de moda ¡Mierda! ¿¡Ni un mendigo celular puedo tener!?
-¿Hija? - Genial. Mi papá está tocando la puerta de mi cuarto.
-Pasa. - ¿Dejé la puerta abierta? No. Voy a abrírsela.
-¿Puedo hablar contigo?
-Sí, claro, hace mucho tiempo que no platicamos. - Desde que murió mamá para ser precisos. Desde ese momento no me has dedicado ninguna palabra. ¿Qué me querrás decir, papá?
-Lamento no haber estado contigo todo este tiempo, pero prometo que voy a cambiar. - No. No creo que vayas a cambiar.
-¿Qué piensas cambiar exactamente?
-Todo. Acabo de encontrar una carta que me dejó tu mamá que, cuando nos casamos, me la dio por si algún día ella llegaba a faltar y entonces me di cuenta de que necesito cambiar todo. -¿Carta de qué?
-¿Qué decía esa carta?
-Cosas como lo valiosa que fuiste para ella y lo supuestamente fuerte que debo de ser para criarte como padre. Perdóname hija, he sido el peor padre que ha existido, te prometo que voy a cambiar, que voy a hacer todo lo posible para que seas feliz y que voy a ser el mejor padre del mundo. - No, por favor no empieces a llorar. Entiende que me duele verte así
-No llores papá. No llores. - Al abrazarlo siento como se va relajando poco a poco, ¿tanto así le importo? ¡Auch! Mis brazos arden, ¿Cuánto tengo que esperar así...? Que bien, ya se va.
Tengo que admitir que eso fue raro e incómodo, pero como sea, me alegro de que mi papá haya decidido cambiar, después de todas las noches que se la pasó llorando en la otra habitación y después de todo lo que ha hecho por fin se decidió a cambiar.
Otra vez me siento cansada pero no importa, voy a salir, pero me voy a esperar un rato más en lo que mi papá se tranquiliza un poco para pedirle permiso de salir, entretanto voy a hacer la tarea y a escuchar mi música pasada de moda.
No recuerdo haber tenido esta canción antes... Qué raro... A lo mejor la tengo desde ya hace mucho tiempo pero no recuerdo que me gustara este género de música, pero, se escucha bien y por lo que entiendo tiene buena letra. Esta otra me recuerda a mi amigo. No sabía que un día lloraría por una canción. Está esta muy deprimente (incluso para mí). Por fin una canción alegre, oh, espera... No, no lo es. Ya, está bien, mejor salgo a caminar un rato, creo que mi papá ya se calmó.
-Papá. - Ya se ve mejor. Hace tiempo que no lo miraba viendo un partido de futbol
-¿Qué pasó?
-¿Puedo salir un rato?
-Claro que sí hija, despéjate un rato, pero te cuidas.
-Gracias. - Excelente, ahora voy a ver si algunos de mis amigos están en sus casas. Mejor no, prefiero salir esta vez sola.
Es más noche de lo que imaginaba. El sol se está empezando a ocultar y las cosas se ponen feas cuando oscurece. Sólo voy a caminar un par de calles hacia el centro. También está haciendo mucho frío para el suéter tan delgado que llevo pero no voy a regresar a casa por uno más grueso, así está bien, además no creo que tenga uno más grueso.
Me está empezando a fastidiar esta sensación extraña de que alguien me está mirando, lo peor es que esa mirada la siento desde lo alto de las ramas de los árboles del bosque. Voy a alejarme de la vista del bosque para ver si así dejo de sentir esa presencia.
Ha funcionado, ya me siento más tranquila que hace un rato. Hay más tráfico que el normal que generalmente es muy poco, me gustá más así, me siento más acompañana y más tranquila. ¿Abrirán otra gasolinera o a lo mejor harán un restaurante en ese terreno que están derrumbando? No sé, a lo mejor y sólo construyen de nuevo una casa o unos departamentos. Recuerdo que ase años ese terreno era una especia de iglesia, pero más rara, escuché que encontraron algunos cadávares en su interior y algunos escritos en un idioma extraño. La verdad no importa eso pero es interesante.
Voy a seguir en círculos por estas calles para no alejarme tanto de casa. Aun hay familias caminando a estas horas por las calles. Tambien los perros empiezan a salir, supongo que salen tal vez porque en la noche como no pasan muchos coches, pueden salir sin el miedo a ser atropellados. Esos novios van muy abrazados, qué lindo, me gustaría estár así con... ¡Qué demonios estoy diciendo! No. Nada de eso, sería mala idea estar con él.
¡¿Acaso no puedo estár en paz aunque sea un momento?! ¡De nuevo siento esa mirada incómoda y no sé de donde viene! Miro hacia atrás y no veo a nadie. Voy a correr otra vez para ajelarme de esa sensación tan molesta. Bien, por fín. Después de girar varias calles he logrado sentirme mejor. ¿Ese chico será...?
-¡Hola! - Sí. Es mi amigo.
-Hola, ¿qué haces aquí?
-Iba a comprar unas cosas en el supermecado. - ¿Por qué me mira así? - Te ves muy bonita.
-Gracias... - Demonios, creo que me estoy sonrojando.
-Oye, ¿Por qué siempre te tapas los brazos?
-Porque siempre tengo frío, supongo. - Oh no, si se da cuenta de lo que hago... Pero decirle que me corto sería la única manera de saber si lo nuestro funcionaría o no, pero, ¿si no lo entiende? Creo que tengo que arriesgarme. Si aún así me quiere, podemos andar desde hoy mismo, sería una maravillosa forma de terminar el día.
 -Ok. Dejame ir a comprar las cosas, nos vemos mañana en la escuela. - No. No lo puedo dejar ir.
-¡Espera! - Mi corazón se está acelerando. De nuevo siento que me sonrojo. - Quiero que veas algo.
-¿Qué? - Está volviendo y mis piernas están temblando al igual que mi voz.
-Mira. - Demonios. Ya no hay vuelta atrás, acabo de desnudar mis brazos.
-¡Por Dios!... ¿Tú te lo hiciste? - Creo que no debí de enseñarle. No se ve nada bien.
-Sí... - Ya qué. Acabo de perder a un amigo y posible novio. ¿Estoy llorando?
-Te entiendo... - ¿Enserio lo entiende?
-No sé que decir, la verdad después de decirte eso te iba a preguntar que si querías ser mi novio pero... - ¿¡Qué mierda acabo de decir!?
-Sí.
-¿Sí?
-Siempre quise que fueras mi novia, pero bueno, tú te me adelantaste. - ¿Me está invitando a besarlo? ¡Sí! Sus labios se sienten tan suaves... Es increíble. No. No quiero que me dejes de besar, hay que seguir unos segundos más. Ahora sí que estoy llorando, pero de felicidad.
-Te amo.
-Yo también. Me tengo que ir a comprar las cosas, bueno, adiós, tengo que ir al supermercado.
-Adiós.
Pues creo que ya es momento de regresar a casa. De nuevo siento esa sensación de ser observada. Ahora no desaparece por más que corra, lo bueno es que mi casa está muy cerca de aquí. He llegado, cierro la puerta con fuerza y mi padre se asusta.
-¿Qué pasó hija? - Pregunta él.
-Nada, es sólo que... -¿Qué le digo? - Se estaba haciendo noche y quería llegar rápido.
-Pero todavía no es muy noche... ¿Quieres pan?
-No, gracias, así estoy bien. Ya me voy a dormir, nos vemos mañana.
No puedo dormir. Me siento incómoda y no tengo nada más que hacer que escuchar música pero ya me aburrí de hacer eso, ni siquiera tengo libros ni nada para distraerme un rato. Ojalá tuviera internet para leer algo en Wattpad, pero ni siquiera eso. Desde la ventana de mi cuarto no se ve tampoco nada interesante, ni siquiera puedo dormir en paz con el sonido de los grillos. Parece que lo único que puedo hacer por mientras es pensar en mi ahora novio, pero... ¿Hay una araña en la pared?

Manos De Araña: Típicas Leyendas De Barrio

Desde que murió mamá todo ha cambiado en mi vida. Llevo varias semanas cortándome los brazos y las piernas con las navajas de afeitar de mi papá, de alguna u otra manera, me hace sentir mejor, y no me importa mucho si mi papá se da cuenta o no de lo que hago, él siempre está ebrio y nunca me hace caso, siempre me deja unos cuantos pesos para la escuela y  me deja comida preparada cuando llego, pero además de eso, no hace nada de nada.
En la escuela sigue todo igual. Agradezco no ser la típica niña con problemas en casa y en la escuela. Eso ya está muy usado en todas las historias y en todos lados, pero bueno. Al contrario de eso, yo soy alguien que no tiene demasiados amigos, pero tampoco demasiados pocos, lo necesarios, y  no me costó trabajo hacer nuevos amigos cuando nos mudamos a las orillas de la cuidad y me tuvieron que cambiar de escuela.
Acá todas las casas parecen que en cualquier momento se van a desplomar porque la mayoría son casas abandonadas. Hay muchos más perros en la calle que personas en la noche y creo que es por la inseguridad y el ambiente de miedo que se respira en las calles, pero ¿Miedo de qué? A lo mejor ese miedo es el miedo a ser asaltados o, en caso de las mujeres; violadas, bien, ahora lo entiendo, yo también estaría muy asustada si saliera en la noche sola o con una amiga, ¿Qué haríamos ella y yo contra un malhechor?
Mejor dejo de pensar en eso, en unos cuantos días voy a ir de campamento con unos amigos, (y amigas, claro, no quiero ni pensar que pasaría si yo fuera la única mujer) Después de todo, no tengo que pedirle permiso a mi papá ya que él, aunque sea un alcohólico e irresponsable como padre, sabe que voy a estar con buenas personas, con personas que conozco desde hace mucho tiempo, bueno, desde el tiempo suficiente.
Cada vez que pasa el colectivo de la escuela a recogerme por las mañanas, prefiero caminar unas calles para que no vean en la basura de casa en la que vivo. Es irritante no poder invitar a mis amigos de vez en cuando a mi casa por culpa a que ahora vivimos en un basurero, cosa que no era así cuando mamá estaba viva, cuando vivía, nosotros residíamos en una casa muy bonita y grande, pero, como el adicto de mi papá quiso alejarse de todo lo que le recordara a ella...
Supongo que este problema de física no estaba tan difícil después de todo. No sé por qué pienso cosas sin sentido cuando estoy ocupada, creo que es para distraerme, a veces hablar conmigo misma suele ser lo mejor que pueda hacer en mis tiempos libres, eso y leer, aunque no he tenido tiempo de ir a librerías o de comprar algún libro digital.
Da igual, de todas maneras mis amigos me distraen de mi realidad pero... ¡Odio llegar a casa y ver a mi padre tan miserable! ¡Mierda! ¡Que se busque a una nueva mujer de una maldita vez!
-¿Te pasa algo? - Qué oportuno, justo cuando me estaba desahogando mentalmente llega este a molestarme... Aunque, es buen chico, tanto que a veces pienso que me gusta, o algo así, pero es muy lindo conmigo y no quiero perjudicarlo con mi problema de las autolesiones... Bien, tengo que responderle lo más normal posible.
-Hola. - Le sonrío para ocultar mi estado depresivo (como siempre).
-¿Ya tienes todo listo para ir al campamento?
-Claro, oye, ¿te gustaría dormir conmigo en la tienda? -¡Hay no! ¿¡Le acabo a invitar a que se duerma conmigo!? ¡No quería hacer eso! bueno, no importa, él no es tan pervertido como los demás como para manosearme en la noche, ¿o lo es?
-Este... Pensé que dormirías con tus amigas y yo con mis amigos, digo, no es que no quiera estar contigo sino que te quiero dar un poco de privacidad. - Hasta es considerado, la verdad no estaría mal tenerlo de novio, se le nota a simple vista que él también siente algo por mí, pero no estoy segura, nadie me ha querido nunca.
-Te entiendo. - Estoy tardando mucho en responder, eso no es bueno.
-Perdón. - No entiendo por qué se disculpa, pero no importa, le seguiré el juego.
-No tienes por qué disculparte, sólo era una propuesta que te tenía.
-Bueno, voy a entregar el trabajo, ¿tú también lo vas a entregar?
-Sí. - Creo que esta es una invitación para ir juntos a que nos revisen.
Me agrada él. En el recreo le voy a hablar con la excusa del campamento. Vaya, hasta creo que haríamos buena pareja... No sé ni qué estoy pensando... ¡No! No podemos ser novios, no quiero perjudicarlo de ninguna manera con mi vicio de cortarme. Pero bueno. Creo que lo entenderá. Lo voy a intentar, el día del campamento será el momento preciso para decírselo.
Por fin. Después de las primeras clases, es hora de platicar con él.
-Hola. - Espero no haberlo interrumpido.
-Hola. - Me está haciendo un gesto para que me siente al lado suyo, está bien, lo haré. - ¿Quieres escuchar una pequeña historia de terror?
-Ok. - Creo que soné muy seca. Voy a sonreírle para que vea que me interesa.
-Pues vamos a ello. Te voy a platicar una de las leyendas que han corrido a lo largo de los años por varios barrios de la cuidad; es sobre un monstruo que vive en los bosques. - Qué bien habla, además de lo oportuna que es su plática, pues, en unos días iremos a acampar al bosque, me estoy empezando a emocionar, y más teniendo a un narrador como él para que me cuente la historia, ¿Cuándo me acerqué tanto a él? - Pues bien, la historia es sobre El Manos De Araña.
-¿Manos de araña?. - Interrumpo. - Nunca había escuchado sobre él.
-Eso más bien. Creo que no conoces la historia porque se ha estado olvidando en el tiempo... - ¿Qué quiso decir con esa mirada? - Todo comenzó cuando los primeros pobladores de la cuidad comenzaron a vivir aquí. Las primeras casas fueron construidas en las villas satélites de los alrededores de la cuidad... - ¡Rayos! Justo donde yo estoy viviendo. - Pues, antes de que el centro fuera el centro de la cuidad, los primeros habitantes construyeron sus casas a lo largo del río que ahora, cubre la cuidad. - Vaya... Tampoco sabía eso. - Cuando comenzaron a construir sus casas, notaron un gran problema que no los dejaba vivir en paz: Arañas en todos los rincones de las casas. ¡Miles de arañas! Se escondían en los rincones, picando a niños, ancianos y adultos por igual; dejando a las madres sin hijos y a los hijos sin madre. Un día, el gran chamán del pueblo les advirtió a los pobladores que para librarse de esas arañas, lo que tenían que hacer es que, una persona tenía que ser sacrificada, pero no era un sacrificio normal, era un verdadero ritual lleno de dolor y sangre, pero, que, traería paz al pueblo. - Esto se está poniendo interesante. - El chamán dijo lo que se tenía que hacer en el siguiente orden:
Primero: Escoger quien iba a ser el sacrificado.
Segundo: Amarrarlo en un puente que tenían que construir para atravesar el río.
Tercero: Amputarle los brazos y sellarle la boca con hilo y telarañas.
Cuatro: Tirar sus brazos al río.
Cinco: Dejar que las arañas lo envolvieran en sus telarañas vivo.
Seis: Esperar la media noche para que, entre todas las arañas, se lo comieran.
Una vez hechos estos pasos, el pueblo sería liberado y nunca más volverían a aparecer arañas.
-¿Y a quien sacrificaron? - No quería interrumpir pero me ganó la curiosidad.
-Al mismo chamán. Pero, antes de que le cerraran la boca con telarañas dijo que regresaría de la muerte para vengarse de lo que le habían hecho, así que los pobladores para prevenirlo, se mudaron a lo que hoy conocemos el centro de la cuidad, pero ahora, parece que la promesa de la maldición ha quedado en la primera generación de pobladores porque a partir de unos años después del sacrificio del chamán han estado construyendo otra vez en lo que fue, el origen de la cuidad.
-Pues, me has arruinado la noche. - Le digo en un tono burlesco.
-Jaja, no te espantes, es sólo una de las típicas leyendas de barrio.
han estado construyendo otra vez en lo que fue, el origen de la cuidad.
-Pues, me has arruinado la noche. - Le digo en un tono burlesco.
-Jaja, no te espantes, es sólo una de esas típicas leyendas de barrio.

Tu Vida En Tus Manos: Tu Vida En Tus Manos

Su paciente y él, solos en el quirófano. Era la ultima jugada y donde decidiría si salvarse o dejarse morir. Ahora estaba decidido iba a luchar por su vida e iba a empezar una nueva después de que todo esto terminara.
-Bien...
Suspiró antes de quitar la primera espina, que más bien, parecía una estaca. El dolor fue insoportable, tuvo que esperar un par de minutos antes de seguir.
-Es hora de acabar con esto de una vez...
Arrancó espina tras espina, sin parar, sus brazos comenzaban a temblar pero aún tenía el pulso suficiente para seguir. Siguó hasta estar a punto de desmayar por el dolor.
-Todo bien, todo bien...
Descansó de nuevo por un par de minutos. Limpió sus materiales y se secó el sudor de la frente, estaba listo para otra ronda.
Quitó cerca de la mitad de las espinas que le quedaban aunque no soportó el dolor y tuvo que volver a retirarse.
El ritmo de sus respiración aumentó de una manera colosal. Su corazón latía como si estuviera corriendo a toda velocidad escapando de una bestia y era así, estaba escapando de la muerte. De nuevo tomó el descanzo pero ahora lo meditó un poco antes de seguir operando. Sacudió sus manos, suspiró, limpio su sudor de nueva cuenta y frotó sus manos.
Ya quedaban tan sólo diez espinas por quitar y en está ocasión dejó muy pocas dentro del cuerpo del paciente, lo malo es que las que dejó eran las más grandes y las que más dolor le causarían al quirarlas.
Ya era la última ronda y Miguel era conciente de ello. Cogió el primer pincho y lo sacó
 rapidamente. Sintió un fuerte dolor en el higado y se estremeció del dolor.
Continuó con la siguiente que estaba clavada en su pulmón derecho. Sintió tanto dolor que no pudo respirar por un par de segundos y le costó trabajo hacerlo después.
La tercera, cuarta y quinta estaban clavadas en su estómago. Las quitó casi a la vez y después de sacarlas sintió la necesidad de vomitar.
La sexta estaba clavada en el costado de su pulmón izquierdo. Volvió a quedarse sin aire.
La septima estaba en el intestino grueso y la octava y novena estaban en el intestino delgado.
Al borde de perder la consiencia miró a la última espina que le quedaba. Esta estaba en el corazón y era enorme como ninguna otra que había sacado antes.
Tiró con todas sus fuerzas y la sacó.
Ahora estaba en un lugar completamente oscuro. Llegó La Muerte y le dijo a Miguel.
-Excelente esfuerzo, no esperaba tanto de ti.
-Gracias. ¿Y qué pasó? ¿Superé el reto?
-No pudiste soportar el dolor de la espina del corazón y ahora te vienes conmigo al infierno.

Muchas veces nos depriminos por cosas que perdemos y amamos, pero ese no es motivo para rendirse ante la vida porque así es, hay momentos buenos y momentos malos, la vida nos pone muchas pruebas y no por fallar o perder a un ser querido nos debemos de rendir y decidir acabar con ella.
La vida es lo más importante que tienes y recuerda que siempre hay algo que tienes que tener en cuenta...
Tu vida está en tus manos.

Tu Vida En Tus Manos: Mi Último Recuerdo

Ahora estaba en su hogar. Eran cerca de las seis de la tarde. El cielo tenía un color grisaseo pero no llovía, era sólo lo nublado. Desde la ventana se observaban arboles de los cuales caían hojas por culpa del fuerte viento que soplaba.
-¿Ahora qué pasa? ¿La Muerte ya me quitó la prueba y puedo seguir viviendo?
-¿Vivir? ¿Estás seguro de que querés vivir? - Era una voz que venía de sus espaldas.
Miguel se volvió y se vio a sí mismo, sólo que ahora de una forma muy diferente y tétrica. Despeinado, con su ropa de vestir sucia, manchada de... ¿Sangre? Sus ojos amarillos y unas ojeras que le cubrían gran parte de los párpados por no decir que todos. Piel pálida, cási tranparente. Sus pies y brazos parecían no tener fuerzas y sus labios estaban grisaseos. Sonrió abriendo los ojos y le siguió contando.
-Ahora resulta de que quieres vivir. ¿No recuerdas lo que hiciste esta mañana?
-Esta mañana... - Lo pensó por unos segundos. Se dio unas pequeñas palmadas en la cabeza, se concentró pero no pudo encontrar nada en sus recuerdos.
-Llegaste a las cuatro de la madrugada... - Le continúo al ver el esfuerzo que estaba habiendo intentando recordar - Llegaste del turno nocturno. No pudiste salvar la vida de un paciente y te suicidaste por lo inutil que te sentías. - Después de esto rió descaradamente, esto hizo retroceder unos pasos a Miguel.
-¿Qué paciente? No logro recordar nada.
-Un ladrón que intentó robar una casa para alimentar a su familia, a su hija y a su mujer... - Sonrió - ¿Eso te recuerda algo?
-¿Y qué tenía el paciente? - Ignoró la referencia que hizo hacia su familia.
-Cuando intentó trepar el muro se electrocuró y se encajó los pinchos de la cerca, luego al caer, por du mala suerte cayó en rosales y sus espinas le llenaron todo el cuerpo, perdió mucha sangre y alguien tenía que sacarle las espinas y ese eras tú...
Miguel se sintió muy confundido en ese momento. Muchas preguntas pasaron por su cabeza y no encontró lógica en ningua posible respuesta así que prefirió arriesgarse y preguntarle lo que había hecho después.
-¿Y luego? ¿Qué pasó?
-El paciente estaba demasiado grave. Quemaduras de tercer grado en órganos internos y había perdido mucha sangre. Era casi imposible salvarlo pero lo intentaste, viste en él a un padre que quería darle lo mejor a su familia... ¿Es irónico verdad? Tú que no pudiste mantener a tu familia con vida intentaste salvar al padre de una niña y esposo de una mujer.
-Lo tenía que intentar... ¿Y qué pasó después?
-Bueno, una vez que el paciente muriera te deprimiste mucho y te cortaste las venas.
-¿Entonces?... ¿Al paciente que estaba operando era el mismo que La Muerte me puso a operar?
-Tú sólo operaste a un infeliz sin familia, sólo eso.
-¿Y qué va a pasar entonces?
-Tienes la opción de luchar por tu vida o morir.
-¿Si muero volveremos a reunirnos con nuestra familia?
-Veo que no entiendes... Te intentaste suicidar. Tu familia está en el paraíso pero si mueres estarás en el infierno.
-¿Y dónde está mi cuerpo físico ahora?
-En el hospital, a punto de morir.
-Gracias por recordármelo.
-¿Qué?
-Mi último recuerdo.


Tu Vida En Tus Manos: Acepto El Trato

De nueva cuenta Miguel fue cambiado de escenario. Ahora estaba en una sala oscura, era un como un tipo de cementerio pero aún más grande, era una necropolis. A unos cuandos metros de él vio una silueta negra apoyada con un báculo. Miguel se le acercó.
-¿Hola? ¿Señor? ¿Quien es usted?
-Sin volverse hacia él la silueta le contestó - Soy a lo que muchos llaman El Ángel Oscuro, o como aún más personas me conocen, soy La Muerte.
-¿Y por qué me traes aquí?
-Para que descanzaras un poco de tu operación, además quería hablar contigo.
-¿Sobre qué?
-Sobre tu trabajo.
-¿Qué hay con que sea doctor?
-Que a lo largo de tu carrera me has quitado mucho trabajo.
-Lo siento, pero ese es mi trabajo, ayudar a las personas y evitar que mueran.
La Muerte se volvió hacia él un poco molesta - ¿Y por qué intentaste suicidarte?
-Porque desde que murió mi hija ya no le he encontrado sentido a la vida y si mi vida no tiene sentido no puedo seguir viviendo.
-Claro que puedes. Justo cuando te iba a agradecer por quitarme peso de encima llegas tú y decides suicidarte. ¿Qué no sabes que eres uno de los mejores doctores del mundo?
-Lo sé, e incluso me lo han reconocido personas muy importantes, pero nada de eso tiene sentido si no tengo a mi familia.
-¡Egoista! Piensas sólo en ti, en sus emociones, en las personas que amas, y vas a dejar morir a miles de personas que te necesitan sólo porque tu corazón se encuentra vacio.
-Exactamente, no puedo ser igual de brillante si no tengo motivos para hacerlo.
-Tienes dos motivos para vivir, en primera tu familia se encuentra en un lugar mejor y en segunda, ellos se sentirían orgullosos de ti viendo como salvas vidas.
-Tienes razón... Aún así me siento muy vacio sin ellas y he intentado de todo para llenar esta vacio que siento en el pecho.
-Ese vacio lo puedes llegar con otras personas.
-¿A qué te refieres con eso?
-A tu asistente, la enfermera, puedo sentir desde el inframundo cómo te sientes atraído a ella, pero no quieres dejar salir a tus sentimientos porque quieres sele fiel a tu esposa muerta, y ella me ha dicho que le gustaría verte feliz con ella.
-Aunque me guste la enfermera nunca a poder sustituir a mi primer amor.
-Eres demasiado necio, para ser uno de los mejores doctores eres una persona muy estúpida a mi parecer, arrogante y egoista.
-Bien, ya déjame, esta bien, voy a operarme y voy a hacer todo lo posible para salvarme, después, iré y besaré a mi asistente y comenzaré una nueva vida pero sólo si me prometes que vendrás por mí cuando llegue al punto más alto de la felicidad, cuando veas que no puedo ser más feliz me vas a matar y así mínimo podré decir que morí en el mejor momento de mi vida y que por lo menos tuve un final feliz ¿aceptas sí o no?
-Acepto tu trato, pero cuando termines la operación olvidarás todo, desde que conociste a tu esposa hasta este día.
-Acepto el trato.

Tu Vida En Tus Manos: No Fue En Vano

Estaba de vuelta en el quirófano frente a sí mismo y estaba por operar a su más importante paciente. Por alguna razón ya tenía todo la vestimenta requerida para operarlo. Se acercó a él e intuitivamente le abrió por la mitad.
La prueba que tenía que superar para sobrevivir era muy complicaca incluso para un doctor de su talla.
El paciente estaba lleno de espinas y clavos por dentro. Intestinos, higado, riñones, estómago y pulmones estaban repletos de pinchos.
-¿Cómo demonios pasó esto? - Dijo mientras cogía las pinzas de la bandeja.
Quitó la primera espina con sumo cuidado de no dañar más los organos del paciente, cuando la logró quitar se encorvó del dolor y se llevó las manos a su vientre.
-¿Qué demonios pasa? - Se volvió al paciente y vio como automaticamente se cerró la herida cuando quitó el pincho.
-No me digas que...
Miguel comprendió que durante toda la operación, cada vez que quitase un clavo o una espina del cuerpo del paciente, sentiría el mismo dolor que se supone, el paciente debía de sentir, tenía sentido, se estaba operando a él mismo así que esto no le pareció muy ilógico pero se angustió demasiado al ver como subía la dificultad de la operación y dudó sí podría salvarse.
Suspiró varias veces y analizó lo que tenía que hacer. Era hora de entrar de lleno a la operación.
-Bien... Aquí vamos. - Tomó sus herramientas y comenzó a sacar los objetos punzantes.
Al principio le dolía demasiado que hasta dudó varias veces sí podría lograrlo sin que antes se desmayase del dolor. Después se fue acostumbrado al dolor hasta que le tocó sacar una espina muy grande que tenía atravezada en el pulmón derecho.
Lo sacó sin casi pensarlo y se quedó un par de minutos sin poder respirar bien. Cuando recobró el aliento fue cuando prosiguió.
-Bien, esa era de las más grandes, voy a seguir sacando pequeñas piezas para que no me canse demasiado.
Era buena idea, empezar por lo que ya casi no le dolía para poco a poco ir aumentando de tamaño y por ende, de nivel de dolor.
Después de sacar cerca de doscientas espinas y clavos decidió tomar un poco de aliento, secarse el rostro, limpiar sus materiales y cambiar de guantes.
Cuando volvió a tomar sus herramientas y sacó un clavo mucho más largo de lo que imaginó cayó casi inconsiente al suelo. Despues de unos pocos minutos se volvió levantar, pero así como se levantó volvió a caer, pero ahora no se levantó.
Antes de quedar inconsiente escucho a su hija echandole animos para que se lavantara pero todo era en vano porque ya no le quedaban fuerzas ni fisicas ni de voluntad a Miguel.
Ya tenía por seguro que había perdido la batalla pero no se sentía tan mal, dio su mejor esfuerzo y sabía que ahora se reencontraría con su famila que tanto extrañaba, de alguna manera se sentía felíz.
Al final de cuentas su esfuerzo no fue en vano.

Tu Vida En Tus Manos: No Te Rindas

Ahora se encontraba de nuevo en el quirófano. Estaba solo. En frente de él había un sujeto con la cara cubierta y con el cuerpo abierto por la altura del vientre. Era hora de comenzar la operación.
-¿Qué hago aquí? ¿Qué esta pasado? - Dijo desconcertado mientras se daba cuenta de que tenía la vestimenta adecuada para comenzar la operacion, hasta los guantes y la mascarilla.
El sujeto tenía clavos en todo el aparato digestivo ¿Cómo habían llegado allí? Despues de examinarlo prosiguió a quitar los clavos de uno en uno, suturando cada vez que quitaba.
Parecía que los clavos no paraban de salir, eran como hormigas en la tierra, todo lo que intentaba era en vano, pero no se rindió, su paciente necesitaba de él y tenía que hacer todo lo posible para ayudarlo.
Llegó un momento en el que cada vez que le sacaba un clavo sentía que le encajaban uno a él en los brazos, lo que dificultaba sus movimientos y lo hacían más impreciso a la hora de sacar los clavos.
-¿Qué me pasa? - Dijo el doctor con una expresión de dolor en su rostro.
-¡Sé que tú puedes! - Se escuchó la voz de una mujer, era su esposa, el doctor aprovechó para preguntar.
-¿Qué es todo esto? ¿Quien es el paciente?
-Eres tú. - dijo la mujer ya con un tono serio.
-¿Qué? - Levantó la manta que lo cubría y vio que el rostro del paciente era identico al de él, Miguel se asustó y balbuseando preguntó - ¿Y por qué me estoy operando a mí mismo?
-Porque tú mismo te metiste en este problema ahora deja explicarte. Tu vida está en tus manos y es tu desicion si quieres vivir o morir.
-¿A qué te refieres?
-A que si en paciente muere, tú mueres con él, al igual si el vive tú vivirás.
-¿Y cómo se supone que lo voy a salvar si cada vez que le quito un clavo sale otro?
-La muerte sabrá cuando dejarte ganar, mientras tanto debes de soportar el dolor y luchas hasta que no puedas más si quieres vivir.
-¿Y si no quiero vivir?
-Podrás estar con nosotras todo el tiempo del universo y deseas pero yo como tu esposa te pido que luches por vivir, ya llegará la hora en la que tengas que partir pero por favor, no intentes acelerar el proceso.
-Desde que nuestra hija marchó ya no le encuentro sentido a la vida. - Terminó la frase a la vez que sacó otro clavo del cuerpo, esta vez era más grande que los otros y sus brazos se retorcieron del dolor. Continuó hablando aunque le dolieran los brazos.
-Todos los días pienso en ella y en ti, en lo que perdí, en las dos personas a las que siempre he amado y a las que siempre amaré y ahora, ya nada tiene sentido para mi, las extraño y no puedo vivir sin ustedes.
-Claro que puedes vivir sin nosotras, es más, nosotros deberíamos ser tu motivo para que te levantes por las mañanas y salgas a ayudar a los demás.
-De nada sirve si no pude estar cuando más lo necesitaban ustedes.
-No te mortifiques por eso, nosotras ya estamos en un lugar mejor.
-¿Y por qué no terminamos con esto de una vez y mato al paciente?, sirve que me voy con ustedes y volvemos a hacer felices, como lo solíamos ser.
-Porque aún no es tu hora y yo lo sé.
-¿Y cuando llegará mi hora?
-Cuando hayas salvado suficientes vidas y tus fuerzas ya no te den más para seguir ayudando, sólo cuando llegue ese día va a ser tu hora de partir.
-¿Y qué tengo que hacer mientras llegue ese día?
-No te rindas.


Tu Vida En Tus Manos: No Quiero Perderte Otra Vez

-¿Qué? ¿Dónde estoy? - El doctor miró a su alrededor y se encontró en el parque de la ciudad.
-Se supone que estaba a punto de operar a alguien, eso el lo último que puedo recordar... - Una risa llamó inmediatamente su atención y fue corriendo para encontrar a la persona que emitía el sonido.
El parque estaba muy verde, como solía estarlo en plena primavera, las flores eran enormes, el pasto tenía un tomo muy claro, el sol brillaba con mucha intensidad pero no se sentía calor alguno, sólo una brisa agradable resoplaba en la piel del doctor, caminó y encontró a su hija que se dirigía hacia él.
-Papi... ¿Te vas a quedar aquí a jugar conmigo? - Dijo la niña mientras jalaba la bata de su padre.
-No puedo hija, estaba a punto de hacer algo de suma importancia pero... Creo que me quedé dormido en el hospital. - Supuso el medico.
-Qué mal... Hace tiempo que no jugamos... ¿Por qué no estuviste conmigo cuando más te necesité?
Al doctor le llegó el recuerdo de cuando su hija murió, ella estaba en el hospital por haber consumido accidentalmente veneno, nada salió bien y la niña murió lejos de su padre.
-Porque los doctores no pueden atender a familiares, cariño, por eso no estuve contigo. - Se le llenaron lo ojos de lágrimas y estaba al borde del llanto.
-Pero papi... si hubieras estado conmigo no estaría aquí.
-¿Aquí?
-Sí, aquí, en el cielo, ¿quieres hablar con mami?
-Esta bien. - El doctor estaba convencido de que estaba en un sueño lúcido y que estaba soñando con su familia porque la extrañaba, así que sólo siguió el juego de su subconsiente que según él, era representado con su hija.
Caminaron agarrados de la mano y se encontraron con una mujer hermosa, que estaba sosteniendo una rosa blanca entre sus manos.
-Hola cariño. - Dijo la mujer en un tono alegre.
-¿Amor? ¿Qué haces aqui?
-Estamos esperando a que termine.
-¿Que termine qué? ¿A qué te refieres?
Suspiró la mujer -Miguel, desde que me fui de tu vida has cambiado demasiado.
-Sí, tuve que arreglarmelas para cuidar a nuestra hija sin ti, ya que falleciste en el parto.
-Lo sé, y desde aquí he visto que fuiste un excelente padre.
-Un excelente padre no hubiera dejado morir a su hija... - Comenzó a llorar.
-No te culpes por eso, fue sólo un accidente y ahora todos vamos a volver a ser felices, aquí, en el paraiso. - La mujer abrazó a Miguel quien entre sollosos le dijo al oído.
-No quiero perderte otra vez.

Tu Vida En Tus Manos: ¿Cuál Es Su Nombre?

-¡Doctor, doctor! - Gritaba una enfermera desesperada mientras corria hacia el doctor que estaba tomando un café como todas las noches en las que a él le tocaba el turno nocturno.
-¿Qué le pasa? ¿Hay algún problema? - Se apresuró a tomar lo poco que le quedaba de café y fijo su mirada en la mirada de la enfermera.
No lo había notado antes por todas las prisas que trae ser uno de los mejores doctores del país pero la mirada de la enfermera era muy fuerte pero a la vez se le notaba inseguridad, como si la enfermera se sintiera estúpida frente a ese gran doctor, claro así era, la enfermera apenas llevaba unas semanas trabajando con él y no era tan lista como se espera de alguien que estudió enfermería en una de las mejores escuelas del país, mejor dicho, del mundo.
-El paciente de urgencias, el que se intentó suicidar, está empeorando y hay que operarle de inmediato. - Su voz parecía muy agitada, su frente estaba sudorosa y en sus palabras se notaba una vibración de nervios.
-Relájese por favor. Hay que llevar al paciente ahora mismo al quirófano. Llévalo y dame su expediente.
La enfermera llevó al paciente al quirófano para que un equipo de medicos lo preparasen para la operación. Pasados dos minutos llegó corriendo la enfermera por el pasillo de la sala de urgencias llevando unos papeles en sus manos.
-Tome doctor, es todo lo que tenemos del paciente. - le extendió la mano para darle los papeles pero el doctor no reaccionó.
Se quedó paralizado, por un momento le pareció escuchar a su hija de siete años susurrandole. - Papi, ¿ahora sí vamos a jugar como antes? - No quedó paralizado por escucharla, sino porque su hija había muerto hace cuatro meses. Parpadeó rápidamente y se volvió a la enfermera.
-Gracias. - Dijo involuntariamente mientras observaba las hojas cuando encontró que el nombre del paciente se encontraba borroso e inlegible.
-Disculpe enfermera. ¿Cuál es el nombre del sujeto?
-Es... - Se mezclaron mil sonidos a la vez y no logró escuchar el nombre así que repitió la pregunta pero el ruido no dejaba escuchar.
Intentó encontrar la fuente del sonido que no lo dejaba escuchar a la enfermera pero la sala de urgencias estaba relativamente tranquila como para que algún sonido opacara su voz, reviso varias veces pero nada. Ya habían pasado dos cosas raras en ese momento, primero la voz de su hija o lo que parecía serlo y luego sonidos sin explicación. ¿Sería porque casi no había dormido en varias semanas o sería por la mala alimentación que estaba teniendo, o tal vez una intoxicación, una droga o el estrés del trabajo? No lo sabía, y no sabía sí así iba a poder operar a su paciente, pero ya no había tiempo de dudar, sólo de actuar.
Ahora había una duba en el doctor, se preguntaba el por qué no podía escuchar el nombre y esa misma pregunta lo torturaba. -¿Cuál es su nombre?

No Era Broma: No Era Broma

-¡La tarea de matemáticas! - Gritó Tobías al entrar al salón de clases. Alan lo escuchó y recordó que él tampoco la había hecho. No era el único con un problema, aunque tenía todos los espacios libres entre clases y el recreo, pero sabía que no la iba a poder hacer; simple y llanamente no era capaz de trabajar bajo presión.
-¿Tú sí hiciste la tarea, Alan? - Le dijo una voz a su espalda.
-No. Se me olvidó, Adrián. - Se volvió hacia él.
-No te preocupes, cuando termine esta clase, te la paso. - Le dio unas palmadas en el hombro para calmar su espontanea sensación de nerviosismo que ni el propio Alan notó en sí mismo.
-Muchas gracias Adrián. - Le sonrío.
Al primer rato libre (entre la clase de geografía e inglés) le pasó media lección y, entre la clase de inglés y de ética, lo que le faltó. El único problema era que si la maestra de matemáticas le preguntaba a Alan cómo le había hecho para resolver la lección, pero prefirió (como siempre) no pensar en ello, excusándose de que siempre le preguntaba a los más inteligentes o a los más incumplidos.
En el recreo Alan quiso estar con Adrián, pero, antes de hablarle se aseguró de que estuviera solo para no interrumpirlo. Se alegró al verlo sentado en la misma banca que siempre, esperándolo.
-Hola Adrián.
-Hola Alan.
-¿Por qué ayer estabas tan raro y no me querías hablar? - Dijo sentándose a un lado suyo. 
-Por nada. Es sólo que a veces me siento... Diferente.
-¿A qué te refieres con diferente?
-No te lo voy a decir, y no es porque no quiera, sino por miedo a cómo te lo vayas a tomar.
-Pero Adrián, se supone que somos mejores amigos. - Le volvió a sonreír. - Sea lo que sea que me quieras contar lo puedes hacer, yo te voy a escuchar y lo voy a tomar a bien.
-Pero no es eso lo que me preocupa sino lo que estoy empezando a sentir. - Se detuvo de golpe, pero luego reparó en seguir al ver la mirada compresiva de Alan. - Mis sentimientos están haciendo cosas raras.
-Los míos también, es raro, desde hace tiempo he sentido algo que no debería de sentir pero...
-Pero aun así lo sientes. - Le terminó Adrián.
-Y... Creo que lo que estoy sintiendo es hacia alguien a quien conozco desde hace mucho, mucho tiempo, es alguien quien ha estado siempre a mi lado y que, no sé, a veces pienso que podríamos ser algo que no fuera amigos, pero... No sé si eso podrá ser o no.
-No te entiendo.
-No importa. ¿Y tú, qué sientes?
-Este... - Su piel se ruborizó y se quedó unos segundos eternos agarrando valentía para hablar, cuando, de un suspiro y una sola frase, cortó el silencio. - Creo que no me gustan las mujeres. Soy gay.
-¿Enserio? - Se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos brillaron de alegría. Era el momento para decirle lo que sentía por él. Comenzó a temblar. Su respiración se aceleró y lo dijo de golpe. - ¡Te quiero Adrián, te quiero mucho! ¡Por Dios, te quiero desde ya hace varios años! - Alan fue entonces a abrazarlo.
-Por favor, no te burles de mí, ¡idiota! - Empujó a Alan con todas sus fuerzas y lo tiró al suelo. Varios de los que estaban tranquilos disfrutando del recreo se volvieron para ver el desenlace de la disputa.
-No... No estoy mintiendo ¡te quiero mucho!
-Alan, pensé que eras diferente, no se juega así con las preferencias de una persona, ¡no se juega así!
-Pero Adrián. - Dijo levantándose. - No te estoy mintiendo, en verdad te quiero mucho, desde que supe el significado de lo que era querer, desde hace muchísimo tiempo, ¡Adrián! ¡No te vayas! - Recibió un golpe en la cara cuando intentó acercarse a Adrián.
-¡Aunque sea verdad lo que me estás diciendo!, nunca ¡nunca andaría contigo! ¡yo estoy enamorado de alguien más! así que tu bromita no sirve de nada así que por favor, no te me vuelvas a acercar nunca a mí, ¿entendiste? ¡Nunca!
-Pero... - Adrián se fue a paso apresurado de él, sobándose los nudillos por el impacto que tuvieron con la cara de Alan. Se fue sin volverse a él.  Tirado en el suelo. Llorando con las manos en el rostro. Viendo a sus sueños de tener a algo más que un amigo desaparecer, con sus deseos caídos y la cara adolorida. Había perdido más que a un amigo, había perdido a su primer y a su mejor amigo. Se repetía a sí mismo al tiempo que las lágrimas recorrían su sendero de sus lagrimales a su barbilla: No era broma, no era broma, no era broma...

No Era Broma: ¿Seré Lo Suficiente Para Él?

El lunes, Adrián despertó con una nueva idea en su  cabeza: Intentar se más sociable y no sólo hablarle a Alan, sino que también a algunas amigas que, había dejado en el olvido.
La clase de tutoría ética y social comenzó y entregaron todos el trabajo, la maestra se alegró, pues no se solía dar situaciones en que todos cumplieran con la tarea, pero ese día fue la excepción. Durante la clase, la maestra se dedicó a leer algunas de las anécdotas que escogía al azar, entre ellas la de Alan. Cuando la maestra llegó al final de la historia, Adrián entendió el por qué se había enojado Alan cuando fueron al parque, que más motivo se requiere si ese fue el lugar donde se conocieron y él se había olvidado de ello. El relato le hizo revivir aquellos tantos momentos que no recordaba y se dio una idea más contundente de lo valiosa que era su amistad, su mejor amigo le había ayudado a recuperar los recuerdos.
En los tiempos en que quedaban espacios de tiempo libres para poder platicar, Adrián prefirió ir a hablarle a sus ya olvidadas amigas, olvidándose completamente de Alan, quien se extraño de esa actitud, como si el relato en vez de haber reforzado su amistad, la hubiera distanciado o incluso, causado alguna inconformidad a él, ¿sería que se hubiera dado cuenta de lo que sentía por él?
Adrián lejos de él, riéndose con sus amigas. Alan no tenía otro amigo que no fuera Adrián y si lo tenía no le hablaba tanto como e él ni tenía la misma confianza pero no tenía otra opción si no se quería quedar solo en los ratos libres, una opción para hablarle era Noé, pero él era un tanto especial; no hablaba de otra cosa que no fueran carros, pero, cuando le lograbas sacar otro tema de conversación (que, de hecho es muy difícil) te podía dar muy buena charla sobre cualquier tema, pero Alan no quería intentar hacerlo hablar de otra cosa que no fuese la próxima carrera internacional o de motores. Otra opción era hablarle a Tobías pero él era muy serio y a veces muy grosero así que lo descartó en seguida, aunque también pudo hablarle a sus amigas y agregarse a la conversación pero, si lo que quería Adrián era alejarse de él, no era muy buena idea seguir fastidiándole, así que agarró una libreta y comenzó a dibujar garabatos con lápiz y un bicolor.
-No entiendo cómo los de la clase de dibujo pueden hacerlo tan bien, es muy difícil dibujar bien, es casi imposible. - Se dijo para sí mismo. - Bueno, aunque sea puedo intentarlo, de todas maneras no tengo nada mejor que hacer. - Con el lápiz comenzó a dibujar árboles, con el bicolor pintó las horas con azul y el tronco con rojo. Quedó tan surrealista como algunos de dibujo solían dibujar pero a él le quedó feo.
Había algo en los de dibujo que le llamaba mucho la atención: Su capacidad de transmitir sentimientos con sólo una imagen, pero sabía que su expresividad no dependía de qué tan buenos fueran dibujando sino de la manera en lo que hacían, aunque sólo dibujaran rayas que parecían al azar, lograban transmitir una idea, un pensamiento, un sentimiento o una inquietud y eso era algo que no se podía transmitir de otra manera, o por lo menor él no pensaba que se podía hacerlo.
Siguió haciendo dibujitos feos intentando ignorar las voces y risas de Adrián y sus amigas, pero no pudo evadirlas del todo. Le puso la misma atención que siempre le ponía a todas las clases, que, era casi nula. Llegó la clase de matemáticas y él simplemente no pudo hacer la lección del día, sólo pudo hacer media página de las tres, ni siquiera se inmutó en apurarse o intentarlo con más esmero, ya sabía que iba a reprobar ese parcial y, si no lo reprobaba, seguro sería por haber entregado el proyecto que, por pura lástima, la maestra le aceptó aunque estuviera todo mal. Prefirió dejar el libro para hacerlo en casa como siempre, servía que tenía mucho más tiempo y no se preocupaba por terminar antes de que terminase la clase.
 A la hora de la salida, Adrián se acercó a él para acompañarlo hasta casa ya que sus caminos coincidían hasta llegar a una glorieta. Alan se alegró de que no estuviera enojado, o bien, se le había olvidado, o bien nunca se enojó con él. Prefirió la segunda opción para no preocuparse más.
-¿Por qué no me hablaste en todo el día? - Sin querer, el tono de Alan parecía molesto.
-Perdón, pero hace tiempo que no les hablo a mis amigas y quería estar con ellas.
-¿Y por qué no me invitaste a la plática? - lo dijo en un tono más triste que molesto, sutil, para que Adrián no lo notara pero sincero.
-Porque no pensé que querías estar con ellas y además... - Se calló de golpe.
-¿Y...?
-Pues que a veces estamos... Estamos... Mucho tiempo juntos y creo que a veces, es mejor estar un poco separados para ya sabes...
-¿Qué se supone que sé?
-Este... Nada, bueno, es que a veces tú y yo parecemos... Novios.
-¿Y eso es malo o qué? - Alan recobró el tono molesto que pareció ya haber olvidado, pero ahora no se inmutó en ocultarlo, realmente le había ofendido la observación de Adrián.
-No, la verdad es que no tengo nada en contra de eso.
-¿Y entonces?
-Después te platico.
-¿Por qué?
-Porque es muy... Apresurado e incómodo hablar de eso.
-¿Por qué? - Cada frase de Adrián sonaba cada vez más extraña y menos le entendía.
-¡Mira, que rápido llegamos a la glorieta! bueno, adiós. - Se fue siguiendo un camino recto volviéndose unos metros después hacia Alan para despedirlo con la mano.
-¡Si no me quieres decir, simplemente no me digas nada! - Alan giró a la derecha, cruzó la glorieta y volvió a casa.
Cuando llegó a casa se fue a su recamara olvidando que tenía un trabajo de matemáticas pendiente. Comió lo que le sirvió su madre, se lavó los dientes, se miró en el espejo del baño y pensó: ¿Seré lo suficiente para él?