Ahora se encontraba de nuevo en el quirófano. Estaba solo. En frente de él había un sujeto con la cara cubierta y con el cuerpo abierto por la altura del vientre. Era hora de comenzar la operación.
-¿Qué hago aquí? ¿Qué esta pasado? - Dijo desconcertado mientras se daba cuenta de que tenía la vestimenta adecuada para comenzar la operacion, hasta los guantes y la mascarilla.
El sujeto tenía clavos en todo el aparato digestivo ¿Cómo habían llegado allí? Despues de examinarlo prosiguió a quitar los clavos de uno en uno, suturando cada vez que quitaba.
Parecía que los clavos no paraban de salir, eran como hormigas en la tierra, todo lo que intentaba era en vano, pero no se rindió, su paciente necesitaba de él y tenía que hacer todo lo posible para ayudarlo.
Llegó un momento en el que cada vez que le sacaba un clavo sentía que le encajaban uno a él en los brazos, lo que dificultaba sus movimientos y lo hacían más impreciso a la hora de sacar los clavos.
-¿Qué me pasa? - Dijo el doctor con una expresión de dolor en su rostro.
-¡Sé que tú puedes! - Se escuchó la voz de una mujer, era su esposa, el doctor aprovechó para preguntar.
-¿Qué es todo esto? ¿Quien es el paciente?
-Eres tú. - dijo la mujer ya con un tono serio.
-¿Qué? - Levantó la manta que lo cubría y vio que el rostro del paciente era identico al de él, Miguel se asustó y balbuseando preguntó - ¿Y por qué me estoy operando a mí mismo?
-Porque tú mismo te metiste en este problema ahora deja explicarte. Tu vida está en tus manos y es tu desicion si quieres vivir o morir.
-¿A qué te refieres?
-A que si en paciente muere, tú mueres con él, al igual si el vive tú vivirás.
-¿Y cómo se supone que lo voy a salvar si cada vez que le quito un clavo sale otro?
-La muerte sabrá cuando dejarte ganar, mientras tanto debes de soportar el dolor y luchas hasta que no puedas más si quieres vivir.
-¿Y si no quiero vivir?
-Podrás estar con nosotras todo el tiempo del universo y deseas pero yo como tu esposa te pido que luches por vivir, ya llegará la hora en la que tengas que partir pero por favor, no intentes acelerar el proceso.
-Desde que nuestra hija marchó ya no le encuentro sentido a la vida. - Terminó la frase a la vez que sacó otro clavo del cuerpo, esta vez era más grande que los otros y sus brazos se retorcieron del dolor. Continuó hablando aunque le dolieran los brazos. 
-Todos los días pienso en ella y en ti, en lo que perdí, en las dos personas a las que siempre he amado y a las que siempre amaré y ahora, ya nada tiene sentido para mi, las extraño y no puedo vivir sin ustedes.
-Claro que puedes vivir sin nosotras, es más, nosotros deberíamos ser tu motivo para que te levantes por las mañanas y salgas a ayudar a los demás.
-De nada sirve si no pude estar cuando más lo necesitaban ustedes.
-No te mortifiques por eso, nosotras ya estamos en un lugar mejor.
-¿Y por qué no terminamos con esto de una vez y mato al paciente?, sirve que me voy con ustedes y volvemos a hacer felices, como lo solíamos ser.
-Porque aún no es tu hora y yo lo sé.
-¿Y cuando llegará mi hora?
-Cuando hayas salvado suficientes vidas y tus fuerzas ya no te den más para seguir ayudando, sólo cuando llegue ese día va a ser tu hora de partir.
-¿Y qué tengo que hacer mientras llegue ese día?
-No te rindas.
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