Desde que murió mamá todo ha cambiado en mi vida. Llevo varias semanas cortándome los brazos y las piernas con las navajas de afeitar de mi papá, de alguna u otra manera, me hace sentir mejor, y no me importa mucho si mi papá se da cuenta o no de lo que hago, él siempre está ebrio y nunca me hace caso, siempre me deja unos cuantos pesos para la escuela y  me deja comida preparada cuando llego, pero además de eso, no hace nada de nada.
En la escuela sigue todo igual. Agradezco no ser la típica niña con problemas en casa y en la escuela. Eso ya está muy usado en todas las historias y en todos lados, pero bueno. Al contrario de eso, yo soy alguien que no tiene demasiados amigos, pero tampoco demasiados pocos, lo necesarios, y  no me costó trabajo hacer nuevos amigos cuando nos mudamos a las orillas de la cuidad y me tuvieron que cambiar de escuela.
Acá todas las casas parecen que en cualquier momento se van a desplomar porque la mayoría son casas abandonadas. Hay muchos más perros en la calle que personas en la noche y creo que es por la inseguridad y el ambiente de miedo que se respira en las calles, pero ¿Miedo de qué? A lo mejor ese miedo es el miedo a ser asaltados o, en caso de las mujeres; violadas, bien, ahora lo entiendo, yo también estaría muy asustada si saliera en la noche sola o con una amiga, ¿Qué haríamos ella y yo contra un malhechor?
Mejor dejo de pensar en eso, en unos cuantos días voy a ir de campamento con unos amigos, (y amigas, claro, no quiero ni pensar que pasaría si yo fuera la única mujer) Después de todo, no tengo que pedirle permiso a mi papá ya que él, aunque sea un alcohólico e irresponsable como padre, sabe que voy a estar con buenas personas, con personas que conozco desde hace mucho tiempo, bueno, desde el tiempo suficiente.
Cada vez que pasa el colectivo de la escuela a recogerme por las mañanas, prefiero caminar unas calles para que no vean en la basura de casa en la que vivo. Es irritante no poder invitar a mis amigos de vez en cuando a mi casa por culpa a que ahora vivimos en un basurero, cosa que no era así cuando mamá estaba viva, cuando vivía, nosotros residíamos en una casa muy bonita y grande, pero, como el adicto de mi papá quiso alejarse de todo lo que le recordara a ella...
Supongo que este problema de física no estaba tan difícil después de todo. No sé por qué pienso cosas sin sentido cuando estoy ocupada, creo que es para distraerme, a veces hablar conmigo misma suele ser lo mejor que pueda hacer en mis tiempos libres, eso y leer, aunque no he tenido tiempo de ir a librerías o de comprar algún libro digital.
Da igual, de todas maneras mis amigos me distraen de mi realidad pero... ¡Odio llegar a casa y ver a mi padre tan miserable! ¡Mierda! ¡Que se busque a una nueva mujer de una maldita vez!
-¿Te pasa algo? - Qué oportuno, justo cuando me estaba desahogando mentalmente llega este a molestarme... Aunque, es buen chico, tanto que a veces pienso que me gusta, o algo así, pero es muy lindo conmigo y no quiero perjudicarlo con mi problema de las autolesiones... Bien, tengo que responderle lo más normal posible.
-Hola. - Le sonrío para ocultar mi estado depresivo (como siempre).
-¿Ya tienes todo listo para ir al campamento?
-Claro, oye, ¿te gustaría dormir conmigo en la tienda? -¡Hay no! ¿¡Le acabo a invitar a que se duerma conmigo!? ¡No quería hacer eso! bueno, no importa, él no es tan pervertido como los demás como para manosearme en la noche, ¿o lo es?
-Este... Pensé que dormirías con tus amigas y yo con mis amigos, digo, no es que no quiera estar contigo sino que te quiero dar un poco de privacidad. - Hasta es considerado, la verdad no estaría mal tenerlo de novio, se le nota a simple vista que él también siente algo por mí, pero no estoy segura, nadie me ha querido nunca.
-Te entiendo. - Estoy tardando mucho en responder, eso no es bueno.
-Perdón. - No entiendo por qué se disculpa, pero no importa, le seguiré el juego.
-No tienes por qué disculparte, sólo era una propuesta que te tenía.
-Bueno, voy a entregar el trabajo, ¿tú también lo vas a entregar?
-Sí. - Creo que esta es una invitación para ir juntos a que nos revisen.
Me agrada él. En el recreo le voy a hablar con la excusa del campamento. Vaya, hasta creo que haríamos buena pareja... No sé ni qué estoy pensando... ¡No! No podemos ser novios, no quiero perjudicarlo de ninguna manera con mi vicio de cortarme. Pero bueno. Creo que lo entenderá. Lo voy a intentar, el día del campamento será el momento preciso para decírselo.
Por fin. Después de las primeras clases, es hora de platicar con él. 
-Hola. - Espero no haberlo interrumpido.
-Hola. - Me está haciendo un gesto para que me siente al lado suyo, está bien, lo haré. - ¿Quieres escuchar una pequeña historia de terror?
-Ok. - Creo que soné muy seca. Voy a sonreírle para que vea que me interesa.
-Pues vamos a ello. Te voy a platicar una de las leyendas que han corrido a lo largo de los años por varios barrios de la cuidad; es sobre un monstruo que vive en los bosques. - Qué bien habla, además de lo oportuna que es su plática, pues, en unos días iremos a acampar al bosque, me estoy empezando a emocionar, y más teniendo a un narrador como él para que me cuente la historia, ¿Cuándo me acerqué tanto a él? - Pues bien, la historia es sobre El Manos De Araña.
-¿Manos de araña?. - Interrumpo. - Nunca había escuchado sobre él.
-Eso más bien. Creo que no conoces la historia porque se ha estado olvidando en el tiempo... - ¿Qué quiso decir con esa mirada? - Todo comenzó cuando los primeros pobladores de la cuidad comenzaron a vivir aquí. Las primeras casas fueron construidas en las villas satélites de los alrededores de la cuidad... - ¡Rayos! Justo donde yo estoy viviendo. - Pues, antes de que el centro fuera el centro de la cuidad, los primeros habitantes construyeron sus casas a lo largo del río que ahora, cubre la cuidad. - Vaya... Tampoco sabía eso. - Cuando comenzaron a construir sus casas, notaron un gran problema que no los dejaba vivir en paz: Arañas en todos los rincones de las casas. ¡Miles de arañas! Se escondían en los rincones, picando a niños, ancianos y adultos por igual; dejando a las madres sin hijos y a los hijos sin madre. Un día, el gran chamán del pueblo les advirtió a los pobladores que para librarse de esas arañas, lo que tenían que hacer es que, una persona tenía que ser sacrificada, pero no era un sacrificio normal, era un verdadero ritual lleno de dolor y sangre, pero, que, traería paz al pueblo. - Esto se está poniendo interesante. - El chamán dijo lo que se tenía que hacer en el siguiente orden:
Primero: Escoger quien iba a ser el sacrificado.
Segundo: Amarrarlo en un puente que tenían que construir para atravesar el río.
Tercero: Amputarle los brazos y sellarle la boca con hilo y telarañas.
Cuatro: Tirar sus brazos al río.
Cinco: Dejar que las arañas lo envolvieran en sus telarañas vivo.
Seis: Esperar la media noche para que, entre todas las arañas, se lo comieran.
Segundo: Amarrarlo en un puente que tenían que construir para atravesar el río.
Tercero: Amputarle los brazos y sellarle la boca con hilo y telarañas.
Cuatro: Tirar sus brazos al río.
Cinco: Dejar que las arañas lo envolvieran en sus telarañas vivo.
Seis: Esperar la media noche para que, entre todas las arañas, se lo comieran.
Una vez hechos estos pasos, el pueblo sería liberado y nunca más volverían a aparecer arañas.
-¿Y a quien sacrificaron? - No quería interrumpir pero me ganó la curiosidad.
-Al mismo chamán. Pero, antes de que le cerraran la boca con telarañas dijo que regresaría de la muerte para vengarse de lo que le habían hecho, así que los pobladores para prevenirlo, se mudaron a lo que hoy conocemos el centro de la cuidad, pero ahora, parece que la promesa de la maldición ha quedado en la primera generación de pobladores porque a partir de unos años después del sacrificio del chamán han estado construyendo otra vez en lo que fue, el origen de la cuidad.
-Pues, me has arruinado la noche. - Le digo en un tono burlesco.
-Jaja, no te espantes, es sólo una de las típicas leyendas de barrio.
han estado construyendo otra vez en lo que fue, el origen de la cuidad.
-Pues, me has arruinado la noche. - Le digo en un tono burlesco.
-Jaja, no te espantes, es sólo una de esas típicas leyendas de barrio.
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