-¡Miren! ¡Encontré un buen lugar para quedarnos! - Por fin, ya me estaba cansando de caminar como loca buscando un lugar bueno para quedarnos. - ¡Hay un río! - ¿Un río? No lo alcanzo a ver, supongo que es porque él está a cabeza del grupo y yo estoy casi al final. 
Ya lo alcanzo a ver. No se ve muy grande como para que sea peligroso pero aun así no quiero confirmarlo. Unos cuantos se están metiendo al agua y otros están empezando a poner las tiendas, yo sólo me estoy ofreciendo a ayudar pero veo que entre dos personas pueden hacerlo sin mi ayuda. 
Por fin acabaron de ordenar todo, aunque me siento como una inútil por no haber ayudado. Todos están hablando sobre comer pero yo no tengo hambre, comí demasiado con mi papá. La mayoría sólo está comiendo un sándwich o una torta, otros se están empezando a comer lo que se supone, es para la noche. No me importa. Yo voy a seguir mirando el paisaje.
Los árboles de esta zona están secos al igual que el pasto y cualquier tipo de planta, incluso las que están pegadas al río no se ven muy verdes, si acaso se alcanzan a ver vivas. El agua del río se ve muy limpia, nada sucia a comparación de las aguas de los drenajes que una vez logré ver. Recuerdo que en ese tiempo tenía unos... Ocho o siete años. Estaba caminando con mis papás y en eso casi caigo en una alcantarilla que estaba abierta, entonces miré al fondo y vi que toda el agua estaba completamente negra y olía a puro desperdicio. Entonces salió un hombre del agua, me asusté al principio pero después de verlo bien me tranquilicé, era sólo un trabajador quien estaba reparando las cañerías.
-¡Corran! ¡Corran! - Escucho una voz detrás de mí. ¿A qué se referirá?
-¡Corran! - Ahora lo entiendo. Están jugando a las atrapadas. Bueno, ya qué. Vine aquí para divertirme.
-¡Vente por acá!  - Me guita una de mis amigas.
-¡Voy! - Me está dirigiendo sin dirección alguna. Parece que sólo estamos corriendo en círculos entre los árboles, intentando evadir a los demás. Estamos seguras aquí juntas.
 Ya llevamos más de media hora corriendo sin sentido. Se escuchan los gritos de los demás a lo lejos en la dirección en la que llegamos. Me estoy empezado a marear. Mi cabeza empieza a doler y me estoy sintiendo observada.
-¡Ah! - El grito de mi amiga me preocupa aún más de lo que me estaba poniendo. Ahora siento el miedo en todo mi cuerpo. Siento un nudo en la garganta.
-¿Qué te pasó? - Siento como mi voz no puede salir.
-Nada, es sólo que por accidente me encajé una ramita pero estoy bien no te preocupes. - ¿Por qué me mirará de esa manera? - Tú eres la que se ve mal.
-Sí, lo sé, es sólo que me estoy cansando de tanto correr ya sabes... - Escucho una voz a mi espalda. Está diciendo mi nombre. Mi amiga salió corriendo pero yo no puedo hacer lo mismo. Mis piernas están paralizadas.
-¡Las traes! - Me dice la voz mientras me toca el hombro.
-¡Hijo de...! - Lo peor es que es mi novio. No me dio tiempo para darme cuenta de que era él cuando empezó a correr. Lo bueno es que no son muchos metros que nos separan.
Corro hacia él y me dirige hasta las tiendas. Logro alcanzarlo y tocarlo. Él no se vuelve a dirigir a mí sino que se va a buscar a alguien más. No veo a mi amiga por ningún lado.
Hasta ahora no me la han pasado. Me estoy empezando a cansar de correr en círculos. Mejor me siento que al cabo nadie está interesado en pegármelas a mí. ¡Por favor! Justo cuando me estoy acomodando dejan de jugar. Todos van en dirección a la tienda incluyéndome, bueno, todos excepto mi amiga... ¿A donde se fue después de que nos separáramos?
-¡Oigan todos! - Ya me empezaba a preocupar no escuchar su voz. Ya quería saber de ella. No parece estar mal del todo pero sí que tardo en aparecer. Se ve que está lejos por su pequeña silueta.
Todos comenzamos a caminar hacía donde está ella, a las orillas del río. No está en la zona donde algunos comenzaron a nadar, está mucho más lejos, por suerte se alcanza a ver cómo levanta los brazos, no creo que la perdamos de vista. Cada vez la distancia se acorta y no vemos ninguna razón de su escándalo. Llegamos. Desde aquí las tiendas se ven muy pequeñas, espero que nadie se las lleve al verlas solas. Para eso no deberíamos tardarnos mucho a menos que sea algo muy interesante.
Es un puente de madera, bastante viejo. La parte baja del puente está repleta de moho y no parece que aguante mucho peso. Tiene un hueco en el centro y otro casi al final. Del otro lado del puente el paisaje cambia demasiado. No hay muchos árboles y los que hay, parecen huecos a simple vista y están repletos de hongos y de... No recuerdo cuál es el nombre de esa cosa... ¡Micelio! Eso es. No parece muy segura aquella parte del bosque.
-¡Hay que pasar al otro lado! - Grita mi amiga.
-No parece ser muy seguro... - ¿Lo dije o lo pensé? Demonios. No quería abrir la boca.
-¿Por qué no? ¿Miedito? - ¿Miedo? ¿Enserio? Yo no tengo miedo a pasar, es sólo que... ¡No tengo miedo! Eso sí que me hizo enojar.
-No es miedo pero me preocupa que se caiga el puente o algo por el estilo... - Espero no hacer sonado muy molesta.
-Entonces tienes miedo a que se caiga el puente. ¡Gallina! - ¿Acaso me está desafiando?
-¿¡A quién le dices gallina!? - No, por favor cariño, él es mucho más fuerte que tú y lo sabes, no vayas a cometer una tontería.
-Perdón, perdón. No quiero pelear contigo.
-Yo tampoco, pero no vuelvas a decirle nada a mi novia porque sino... 
-Sí, lo entiendo, fui muy grosero con ella, perdón. - Vaya... Nunca imaginé que los hombres solucionaran tan rápido sus problemas.
-Está bien, hay que ver qué hay al otro lado. - No perdemos nada con ir un rato. De todas maneras si se cae el puente podemos nadar hasta la otra orilla. La corriente de agua no está muy fuerte como para no poder contra ella.
-¡Sí! - Grita una de mis amigas. Todos comenzamos a caminar hacia el puente.
-Primero que pasen los chicos, no es por que no sean caballerosos, es para que se aseguren que el puente es seguro para nosotras. - Buena idea, pero no creo que ellos quieran pasar primero.
-¡Yo primero! - Ahora que lo pienso bien, no sé nada sobre chicos, ellos siempre andan haciendo retos para ver quien es el mejor entre su grupo de amigos. No sé por qué hacen eso.
Ahora sí que estoy cargada de miedo. No quiero que se rompa el puente con él encima. Ya está a la mitad y lo único que se escucha es el agua del río, nuestra espiración y el crujir de las tablas del puente. Evadió como pudo el gran hueco del centro y saltó la última parte del puente sin problema alguno. Todo ha salido bien.
Creo que es hora de ir al otro lado  del puente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario